Me interesa infinitamente el aspecto temporal que hay en cada uno de nosotros. Estamos formados por diferentes personajes que conviven en un cuerpo y que son nuestras edades mentales. Douglas Coupland decía que todos tenemos mental e internamente la edad de 32 años, pero yo no lo creo.
En ciertos momentos aflora nuestro yo-5 y hace preguntas del estilo de porqué subimos montes si luego los volvemos a bajar o para qué vale lo que haces en un día, si este vuelve a empezar de nuevo a las 24 horas. Mi yo-5 quiere reír, jugar e inventar historias y volver a encontrar a tu yo-5 para buscar su sonrisa.
Mi yo-17 quiere perderse en cada uno de los infinitos sectores de tu piel y crear ríos en arroyos, sin tregua; mi yo-28 siente que hay que aprender a contrastar diferencias de sabor, en función de la temperatura, el tiempo y la tensión de tus labios. Sabe que sabes mejor cuando cierras los ojos y entras en la estratosfera.
Mi yo-36 filosofa acerca de esos pequeños intervalos maravillosos de tiempo en que puedo dejar de ser mi yo-36 y ser el mismo yo que tú. Cuando las edades mentales de nuestros yos coinciden, el tiempo se detiene y llega el paraíso no perdido, encontrado tras una búsqueda infinitamente dolorosa y bella.
Tonight, tonight (TSP)
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