Recuerdo la avidez de las megacorporaciones: Tyrell, Cyberdine, Weyland... "Creando Mundos Mejores", decían al final de cada estúpido anuncio, siempre sobresaturado de caras sonrientes...
Pero ni siquiera los hieráticos presentadores de las C News pudieron esconder el pánico de sus rostros, amplificado en las gigantescas pantallas de las fachadas hipercomerciales del sector A1: era el noviembre rojo de Marte; el mayor accidente termonuclear de toda la historia.
El inmenso cráter, la pérdida del 20% de la masa planetaria, expulsada fuera de su atmósfera artificial; el desequilibrio en su órbita y finalmente el peligroso acercamiento a La Tierra, que avecinaba un apocalíptico choque. Luego, los planes de científicos, matemáticos, militares... ninguno pudo evitar el desastre.
Mi memoria me lleva ahora al reluciente gimnasio de la academia de vuelo. Me veo sangrando por la nariz mientras jadeo y miro al suelo. Pegarme con B fue el último de mis grandes errores, sin poder excusarme con las exigentes y duras pruebas de acceso, ni la situación caótica mundial; todos sabían por qué luchábamos, o mejor dicho, por quién.
En ese golpe final dejé algo más que la sensibilidad en los nudillos; había perdido cualquier nexo emocional; ahora estaba totalmente solo. Y cuando finalmente pierdes todo, tu miedo se va también: alguien que está perdido no se puede perder, ¿verdad?
Nada pudo interponerse y fui elegido para manejar el megacrucero Exodus, el único prototipo con capacidad para alcanzar la velocidad de la luz. ¿Un nuevo Noe? -bromeaba la gente- como si el humor fuera a devolverles la fé o a conseguirles un billete para el nuevo mundo; Pero en esta nueva versión del arca sólo cabía unos centenares de personas hibernadas, junto con miles de muestras de ADN de especies animales y vegetales.
Debo admitir que nadie, ni siquiera yo mismo, confiaba en que nave y tripulación lograríamos resistir el titánico empuje de los recién desarrollados motores de fisión láser, ni las duras décadas de invierno criogénico. Pero todo ha salido bien.
Dejo de lado mis recuerdos y repaso las múltiples pantallas de la consola central de mando; mis cálculos de velocidad y posición fueron perfectos: a unos pocos cientos de miles de kilómetros, los sensores de la nave muestran la proximidad de nuestro objetivo: 81 CET B: un enorme exoplaneta 5 veces mayor que Júpiter y con las condiciones térmico-biológicas necesarias para resultar habitable...
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6 comentarios:
Me gusta tu relato de ciencia ficción, continuará??
Qué gran responsabilidad la tuya. No sé si es mejor estar solo o estar acompañado de seres hibernando (¿?), jeje.
Alguien que está perdido no se puede perder, me gusta esa frase.
Besos Noé futurista!
@Arual: no se vayan todavía, que aún hay más... jajaja
@Lucía: me encanta que se entrevean las ideas "ocultas" del relato, jajaja creo que esa frase es muy tolkieniana.
bsos!
Lo de Neo-Noe tampoco está mal, eh? jajajaja
Bellamy estaría encantado de pasar una noche de copas contigo: os pondríais ciegos hablando de conspiraciones cósmicas...A ver si te cuelas en el backstage :-p
jajaja me concentraré mientras le vea tocando para que coincidamos en el post-concierto, jajaja Sería lo más! =)
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