sábado, 21 de noviembre de 2009

Frío Futuro

Piensa, rápido. ¿Cómo vas a salir de esta? Ahora si que estás bien jodido.
Ellos no tienen ningún miedo, al menos hasta ahora, pero tú si.
Cuando se ve a la de negro de frente, claro que da miedo. Pero ellos no tienen ese problema. Demasiada ventaja.
Deja de pensar, céntrate. Ahora, presente. Olvida todo lo demás.
Olvida el hombro magullado y el tobillo retorcido. Olvida a H. ¿habrá sobrevivido? Olvida, limpia tu mente y mira el Ahora.

Revisas el nivel de carga del disruptor HV portátil. 50%. Puede que esos cibercops que te habían rodeado no tuvieran miedo, pero no aguantaron ni 2 segundos de radiación azul disruptora. La moto. Salir con ella es delatarse pero es un medio ultrarrápido de llegar al sector de la reserva. Y allí, entre humanos estarás a salvo.

Dicho y hecho. Zigzagueas entre el tráfico. Los ciudadroids son mansos conductores, respetuosos, controlados. Pero tú no. Sirenas de policía. Alguna de las miles de cámaras de seguridad urbana te habrá escaneado, tal vez algún satélite espía. En el retrovisor brillan dos coches blindados de la cibercop. Entras en la autopista y haces rugir el motor hasta la línea roja. Por encima de 400 llegas al Tiempo-bala. Todo pasa a cámara lenta. Mientras esquivas coches de forma automática, puedes volver a pensar...

¿Porqué complicarse la vida? ¿Porqué rebelarse contra ellos? ¿Porqué querer seguir siendo débil? ¿Porqué no abrazar una vida de perfección elegida entre un menú de ingeniería robótica? ¿Porqué.. *

El triple servofreno delantero de la CBR Penfield responde instantánea y afectuosamente al leve roce de tus dedos y toda la furiosa energía cinética de la moto se clava rabiosamente en la suspensión delantera, obligando al sistema compensador automático a actuar. Tu cerebro intenta recuperarse de la aplastante deceleración 400-cero en 2 segundos. Delante de tí, la barricada y los trajes azules bloquean el paso. Detrás llegan tus perseguidores. Conectas el disruptor, sabiendo que no será suficiente, dejas de pensar y sigues viviendo...

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