jueves, 28 de agosto de 2008

Qué Diablos!

Me voy con S a tomar unas cañas y me cuezo con 3,5 Heineken que me saben mejor de lo habitual. Al salir del garito la noche es de 22ºC y mi estado etílico junto con mis electrolitos reunidos en consejo biológico me invitan a dar una vuelta: andar es bueno, revitaliza cuerpo, alma, es gratis y hace que te pasen cosas.

- Ven, que te enseño la tienda de discos que hay aquí al lado, todavía estará abierta. Verás que lo que te conté de la dependienta es verdad.
- Vamos. - Asiente S con sonrisa de cañas.
- Lo que me alucina es que el otro día ella se reía conmigo. Nunca lo hace, no lo entiendo. Creo que ahora puede pasar cualquier cosa. Ella está dentro del top5 de chicas interesantes de la ciudad, pero me jode que tenga que enterarme de los detalles de su vida privada por las conversaciones que mantiene con otros clientes. Yo la espío.
- ¿Y qué dice?
- Pues no tiene hijos y le gustan los tipos raros. ¿Te puedes creer eso? ¿Conoces a alguien más raro que yo?
- No. Quizás no te conoce lo suficiente...

- Pachiiiiiiiii!! - Le hago un gesto a S para que mire a su derecha. No ha llegado ningún colega vasco, es simplemente el grito que usamos para alertar de que hay una chica interesante en nuestro campo de visión. En la otra acera dos piernas extralargas traccionan debajo de una minifalda oscura y del resto del cuerpo de una chica atractiva a esa distancia, esa hora de la noche y ese bajo nivel de electrolitos. Mis electrolitos hacen botellón en el hígado y cantan canciones de boyscouts que se dan la mano con la izquierda.
La minifaldera es seguida de cerca por un tipo que le grita. Él está enfadado. Ella sigue su desfile cual modelo de Cibeles, sin hacerle puto caso. Él parece realmente agresivo. Le propongo a S que vayamos detrás suya, porque la cosa no pinta bien, pero nos quedamos discutiendo acerca del profesor ese que quedó en coma tras meterse en una disputa de pareja. No tenemos miedo de quedarnos en coma, lo que pasa es que S prefiere volverse a casa porque es tarde y no quiere andar siguiendo a presuntas víctimas de violencia machista.

Llevo a S a su casa y al parar frente a su portal, vemos el culo de un coche, moviéndose hacia nosotros. Bajo la ventanilla.
- S, quien conduce ese coche debería saber que la marcha atrás es la maniobra más peligrosa de todas las posibles, si exceptuamos hacer una pirueta de esas estilo James Bond cuando le da por poner el coche a dos ruedas para esquivar un misil tierra-tierra.
El coche llega a nuestra altura y vemos que lo conduce una guapa negrita sonriente, temerosa y con el pelo lleno de rastas. La saludo con la mano y ella baja la ventanilla.
- Hola, vecina de S! - digo.
- Hola.. pero.. ¿te conozco, chico?
- No, pero si quieres eso se puede arreglar. - Ella sonríe. Todos nos reímos.

S se despide y se va para su portal, mientras la chica sigue con su lenta y torpe maniobra aparcatoria. Me marcho. Cuando estoy a punto de salir de la urbanización me paro. Qué diablos!! Recorro el camino de vuelta y llego donde está la sonriente desconocida, que ahora me mira de forma distinta...


Fix You (Coldplay)

2 comentarios:

Thabitha dijo...

Me alegra volver a leerte. Más tú. Bienvenido de nuevo al mundo blogger.
Un saludo desde la estepa!

Anónimo dijo...

ja,ja,ja,ja...buen relato...
Bienvenido y bienvenido este nuevo blog,todo un símbolo de una nueva y refrescante andadura,ahora,eso sí, algunos compañeros de viaje,te siguen acompañando,para que te sigas sintiendo "como en casa".
Un abrazo,

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