domingo, 25 de octubre de 2009

Jota

Recuerdo la noche en la que encontré a J. Si bien es cierto que me había pasado bastante con el ron y los piscos, mi mente aún mantenía algunos conceptos claros: estaba en Chile, en alguna comuna triste y colonial de Santiago, perdido en todos los sentidos, excepto el geográfico. Entonces, algo detuvo mi etílica y errática trayectoria callejil: era él, J, que estaba de pie, en la entrada de lo que parecía ser un garito de mala muerte y peor vida.

Fue el coctel de su mirada tímida, sonrisa amigable y esa estúpida gorra de caddie lo que se me antojó como una luz al final del túnel; un túnel personal que yo imaginaba flanqueado por gigantescas botellas de licor de frutas y abovedado por oscuros recuerdos de imperfecta maldad. Pero entonces, con J, todo eso cambió.

Supongo que al ver el patético estado que yo aparentaba, algo le empujó a salir a mi encuentro, tocar mi hombro con su mano y decirme jovialmente "¿qué buscas, compadre? entra y compártelo con nosotros". Así. Sin más. Como si me conociera de siempre.

Su cara transmitía una empática e instantánea confianza natural, casi salvaje, pero calmada y verde; además, J cumplía mi norma número 4 para que, en un bar y a simple vista, alguien sea considerado buena persona. Esto es que, cuando hablaba, su mirada recorría al grupo con atención democrática, dirigiéndose a todos por igual. J era de los que quieren que todos lo pasen bien.

Lo mejor de J eran las ideas y teorías absurdamente divertidas que se le ocurrían; por ejemplo, un día, me hizo jurar que le daría un puñetazo bien fuerte, si alguna vez llegaba a hacer cosas tan estúpidamente prácticas como colocar la foto de un bebé en su cartera para que, en caso de robo, al chorizo le entrara instinto paternal y la devolviera. J no creía en ladrones de corazón ablandado por fotos infantiles. El mundo de J era más coherente y darwiniano.

Él siempre me dejaba pensando y sonriendo; era como si en su cuerpo, en lugar de aminoácidos o sales minerales, tuviera marihuana; esa sería una buena definición de J, y, posteriormente, el apodo que le acompañó en su corta y extraña vida: el hombre-maría.

17 comentarios:

BUENAS NOTICIAS dijo...

Confianza verde? Me ha gustado. Parecía guay este Jota...

Neo dijo...

Claro, tú si que sabes de sinestesia y de fengshui, jajaja

Biónica dijo...

Mmmm....¿es tuyo? Qué enigmático todo... que sepas que me ha gustado, pero me he quedado con ganas de más ;)

(Cómo suena xD)

Neo dijo...

jajaja, qué va a ser mío!! jajaja
lo encontré por internet e hice copypaste, jaja

Si encuentro más sobre J lo publicaré, jaja

Biónica dijo...

Vale, vale... podías haberlo guardado, jajajaja xD

Te estaba admirando secretamente, jajajaja

Neo dijo...

hmmmm, siempre quise tener una admiradora secreta; pero nunca imaginé que fuera biónica! jajaja
no está mal para un geek! jeje

Claudia Hernández dijo...

Una historia simpática, es que eso es lo genial del mundo, que se equilibra mejor a encontrarse con gente maravillosa...

Neo dijo...

Si, parece ser que J era un tipo maravilloso, al menos hasta que ocurrió algo... =)

Lena dijo...

Sorprendente relato en ti, escrito en cursiva...y qué ocurrió para que J dejara de ser el tipo maravilloso que parecía?

Continuará, estoy segura...lo que no sé es dónde ni cuando.

Neo dijo...

pues aún no se sabe, es un misterio... jajaja

Lena dijo...

Ultimamente todo son misterios a mi alrededor. Será por la noche de bruajs que tenemos cerca?

Neo dijo...

Si pudieras elegir entre saber todo o no saber nada, qué preferirías? podría ser interesante un superpoder de J, consistente en ser preclaro e hipersabio de noche y amnésico e inconsciente de día. Jo, daría muuuucho juego, jaja

Lena dijo...

Si pudiera elegir...me gustaría el misterio. Da más juego. La realidad puede ser buena o mala o regular...pero es lo que hay, no da para más. El desconocimiento permite fantasear, imaginar...y inventar mil historias por vivir.

Si fuera así J...no se si me quedaría con sus noches o con sus días :)

Neo dijo...

Hmmm, alguien que tiene que ver con J se inventa unas trolas enormes para contarle a su crío pequeño y yo le dije que podía contarle cosas igual de mágicas, pero que fueran reales. Yo creo que la realidad es muy misteriosa, jajaja

bsos!

Lena dijo...

Tú sigue dándome pistas hermoso, y veremos cómo desenmascaramos a J :)

Respecto a que la realidad sea misteriosa...permíteme que lo ponga en duda. Sigo votando por lo desconocido...una vez conocido, en la mayoría de casos, pierde el encanto...y no me hagas hablar más.

Por cierto, has visto alguna vez la luz que emiten los mandos a distancia? :)

Neo dijo...

Pero esa luz estaba ahí, era real, pero no la veíamos, no? como esas luces hay miles... aunque dedicaras tu vida a descubrirlas todas, pasando de las cosas rutinarias y aburridas, no podrías terminar, chica. Dicen que el 90% del universo "conocido" es materia oscura... algo que no podemos ver. Eso es muy misterioso y real, no?

Lena dijo...

Supongo que tienes razón en que hay cosas reales que llevan de por sí implícito el misterio.

Sin embargo, cuando he estado escribiendo, lo hacía pensando en algo en concreto. Por ejemplo un anónimo. Es real pero es misterioso por lo desconocido. Si se supiera quien es perdería el punto 'divertido'.

Datos personales