martes, 20 de octubre de 2009

Sonreir, como en Suiza

El otro día quería explicar que una de las cosas que me chocó al volver de Suiza fue el hecho de que la gente no agradezca (con un gesto de la mano o de viva voz) que me pare en un paso de cebra para que crucen. Esto era algo que pude comprobar repetida y felizmente en aquellas tierras banquéricas y bolleriles.

En mi tierra no te den las gracias; au contraire: lo que pasa es que da la sensación de que te miran como pensando "maldito bastardo motorizado, menos mal que has parado para que pueda caminar como si estuviera en la alfombra roja de Hollywood, porque en caso contrario habría sacado mi Smith & Wesson del .45 y te habría hecho unos respiraderos humeantes".

Hans, el pequeño colegial de Berna, dispuesto a cruzar un paso de cebra y a saludar a Neo; qué buen chaval!

Dejando atrás mi imaginación tarantiniana, lo cierto es que la sensación que la gente transmite es de suficiencia: una expresión como de "yo tengo la prioridad, tú tienes obligación de parar" y algo como una mezcla entre "porque yo lo valgo" y "alégrame el día" a lo Harry el Sucio.
Y no termino de entenderlo, porque en mi ciudad no es nada habitual que los coches cedan el paso.
Y ¿entonces? es mi encuentro pasocebril una especie de extraña vendetta de los pobres y oprimidos peatoncillos que, por una vez, vencen en la lucha contra la violencia inherente al sistema de las diabólicas máquinas de combustión interna? ¿es el hombre de a pie un sujeto alienado y controlado que por una vez vence a la bestia mecánica y saboreando el poder que esto conlleva?

Algunos gurús del urbanismo moderno opinan que la hierática expresión de los peatones que se encuentra Neo es un homenaje a George, Paul, Ringo y John...

En Suiza cada vez que alguien te daba las gracias en un paso de cebra, te reforzaba positivamente para parar en la próxima ocasión. Además era casi algo artístico, melódico y hermoso: una especie de baile outdoor: yo freno, tú me miras, levantas la mano, gracias, yo te miro, sonrío... todo como una pequeña y fantástica ceremonia urbanita y educacional...

En España, en cambio, es una especie de duelo del oeste, pero entre un niño con pistolas de juguete y un Clint Eastwood en sus peores pelis spaguetti-westerianas. Es un choque desigual con ciertas miradas asesinas que en ocasiones pueden llegar a rallar el cristal de la luna delantera de mi coche.

Y mi respuesta a estas malas caras peatoniles es siempre la misma: ¿mosquearme? ¿dejar de ceder el paso? ¿sentirme un poco tonto? no, simplemente sonrío, como en Suiza, pensando en lo diferente que es la educación de la gente de aquí y la de Zurich.

Elena y Mike; estos alemanes se tomaron tan en serio lo de agradecer que me parase, que se subieron al coche con sus petates y compartieron viaje, risas e historias conmigo.

Ahora, tú puedes pensar que este ejemplo es una chorrada, que incluso no debería provocar ninguna reacción (ni buena ni mala) en mí. Pero lo hace, es un hecho. Y esta es otra de mis superdebilidades: los pequeños detalles cotidianos me afectan como si los percibiera con una lente de aumento o un audífono de gran potencia. Me influyen y no puedo ni quiero evitarlo.

Estas últimas semanas me han pasado cosas no muy buenas, con grados de importancia variable que se podrían considerar suficientes como para enfadarse, entristecerse o caer en un ataque de consumo compulsivo de chocolate Toblerone; Pero cada vez que ocurren, yo vuelvo a sonreír, con la certeza mínima y temporal de que el mundo, la gente, la vida, seguirán afectandome con un exceso de carga emocional que no elijo rechazar. Y seguiré echando de menos a mis Suizas personales, las que conocí una vez en mi vida y ahora están muy lejos, pero están. =)

18 comentarios:

Thabitha dijo...

En España, la normativa de circulación dice que el peatón tiene prioridad frente al coche, por eso no se sienten obligados a agradecer nada, porque es lo que el coche tiene que hacer: parar. Es como si en un ceda el paso le cedes el paso a otro coche y esperas que te lo agradezca...
En Egipto, en cambio, me comentaron que es distinto. El coche tiene prioridad frente al peatón, de forma que si el coche atropella al peatón porque éste ha cruzado y el otro no ha parado, el que se fastidia es el peatón por partida doble: por atropellado y por no tener la razón.
Saludos sonrientes y bollos suizos!!

Arual dijo...

Que a gusto me quedaba yo tomando un bollito suizo a estas horas!!

Anónimo dijo...

igual que mi profe de la autoescuela decía que cuando paramos no debemos hacer el gesto de "pase, pase" porque no tiene sentido.
Yo homenajeo a los Beatles en cada paso de cebra. jijiji

Neo dijo...

@Thabitha: si, eso es lo que piensa la mayoría de los españoles, pero el caso es que en Suiza tampoco hay ninguna obligación de dar las gracias, ni de pedir las cosas por favor ni un montón de cosas diferentes. Creo que los tiros no van por la obligatoriedad, porque... ¿estamos obligados a dar las gracias en alguna ocasión? ¿cuándo damos las gracias?

@Mae: hmmmm

@Thervis: yo no hago nunca ese gesto porque igual viene otro coche y no para, como yo; así que es el peatón el que debe decidir cuando es seguro pasar. Y lo bueno es que los profesores de autoescuela suelen enseñar a aprobar el examen, pero luego conducen de pena y en pocas autoescuelas se enseña educación vial...

Neo dijo...

ah, una cosa, ayer me dijo una persona que no había entendido nada de un sms que le había mandado... cada vez tengo más claro que me explico de pena, porque en este escrito no quería hablar de normas de circulación urbanas, jajaja

BUENAS NOTICIAS dijo...

jajajjajaa, yo creo que querías hablar de los pequeños detalles cotidianos que tanto te afectan pero me ha encantado la idea de que la gente homenajea a los Beatles cuando pasa seria por un paso de peatones. Me lo voy a aplicar y, además de pasar seria, cantaré "Strawberry fields", je je je

Ahora en serio, yo también pienso que los pequeños detalles cotidianos importan. Incluso, son la sal de la vida. Y te confieso que a mí también me afectan aunque voy tratando de evitar que lo hagan en exceso porque últimamente he aprendido que debo ser yo quien tenga las riendas de mi vida y mi estado de ánimo, no las circunstancias externas. Tal vez este tema sí que da para un próximo post, je je je

En fin, no me enrollo más. Un beso gordo, Neo.

Neo dijo...

Esa es la cuestión, compañera: si sonrío es que yo tengo las riendas de mi estado de ánimo, no?
Espero ese post.
bsos!

Claudia Hernández dijo...

Bueno Neo, yo tengo una mirada múltiple de tu historia. Nací y me crié en Venezuela, que es como lo que cuentas de España, pero elevado al 800%. Luego, 5 años en mi amada Madrid y ahora la super cívica Múnich.

Y quiero opinar sobre 3 puntos que has comentado:
1º- El duelo es totalmente desigual, los autos matan o pueden dejarte bastante mal.

2º-Sí, entiendo muy bien ahora que la gente sienta que es un "derecho" poder cruzar la calle, cuando efectivamente, el peatón tiene la abosluta prioridad. Y bueno, le dejamos al buen rollo /o mal de la gente que quiera hacer un gesto para además agradecer que se detengan.

3º- Y puedo entender en España la cara de cabreados ante el paso de peatón, ya que para uno estar todo el día com "toreando" los coches, no es nada divertido.

Que sigas teniendo una buena semana.

Neo dijo...

pues yo no entiendo, Claudia, ni la cara de cabreo de los peatones toreando coches, ni la de los conductores mosqueados por los atascos ni, en general, ninguna mala cara indiscriminada.
Pero vamos, cada cual hace lo que quiere y yo, sigo sonriendo =)

Lena dijo...

Ufff, un post tierno y dulce como el mejor bollo suizo ;). Yo siempre he dicho que detrás de ese tipo duro e irónico existe un hombre sumamente sensible...y este post me da la razón. Aún así, me encanta cuando te lo pasas pipa levantando pasiones, como en los comentarios de tu post anterior. Y es que creo que lo mejor de ti es que tú eres tú siempre, con tus ralladuras y tu ternura. Y sabes? Me encanta que sonrías...porque eso es contagioso, aunque a veces no lo parezca.

Un besazo enorme!

Neo dijo...

Gracias, chica; viniendo de una experta en sonrisas increíbles, es todo un piropo digno de subir autoestimas y contagiar risas por ahí.
Me gusta la ternura, creo que está muy infravalorada. jaja
bso!

3'14 dijo...

Bueno, creo que por aquí, los peatones son tan ariscos y miran desafiantes a los conductores porque no es habitual, como comentas, que cedan el paso. Y esto se puede trasladar a otros ámbitos de la vida y las relaciones sociales y personales, la gente no está acostumbrada a los gestos educados y desinteresados de los demás, por eso estamos recelosos, cargados de desconfianza, (casi) siempre hay dobles intenciones en las buenas acciones, y si le sumamos que hay una tendencia creciente al individualismo y egoismo de barrer para casa, ya ni te cuento como está el panorama, pues bien lo ves por ti mismo.
Sería maravilloso que todos fueramos tomando conciencia de esa actitud que describes de devolver las malas caras con sonrisas.
La suma de los pequeños detalles es la que configura el conjunto, no es de extrañar que te preocupen, es más, incluso creo que es beneficioso, pues estamos acostumbrados a pensar en resolver los grandes problemas sin percatarnos en como poco a poco se ha ido formando la gran bola.

Besazo!

Neo dijo...

A mí me pasa que suelo encontrar gente enfadada, encriptada en sus problemas, movidas y tragedias y ese panorama a veces hace que tenga pocas ganas de juntarme o de ir a ciertas convenciones, en todos los sentidos.
Pero en ese "mundo gris", todavía me sorprende y agrada infinitamente más el encontrar a una persona feliz, con ganas de hacer pasar un buen día a quien tiene al lado.
No entiendo que se reaccione sin tener en cuenta lo que se ve. Es como de gente poco VIVA, no?
En el fondo, habría que analizar mi sonrisa, porque no es una sonrisa blanca, limpia, ingenua; es una sonrisa con sentido, con mensaje, con convencimiento y con necesidad de cambiar mi mundo.
alaquepretenciosomehaquedadoleches! jaja

Gracias, Pi, se te echa de menos.
bsos!

Anónimo dijo...

Neo, por agregar otra experiencia sociológica: en Argentina el duelo de machos conductor-peatón llega al surrealismo o al paroxismo. Mi padre, como tantos otros, me enseñó la 'utilidad' de acortar cruzando en diagonal, práctica muy común en La City. Total, que si tú conduces, debes ir atento a no pisar a "los genios" que, sólo porque les pinta, cruzan en diagonal. Como esto se convierte en una tarea hartante el conductor termina haciendo lo siguiente (alguna vez lo he hecho): se mide la velocidad del peatón (esté o no en cebra, porque también acostumbran cruzar la cebra con semásforo en verde) y se acelera un poco -tipo duelo- como dándole a entender que vas a saco dispuesto a pisarlo. El peatón te ve y decide: a) detenerse, b) acelerar con una carrerita el paso, o c) mostrar que tiene más huevos y camina a la misma velocidad "constante" apostando a que tú conductor frenarás (si ve que el conductor no lo va a hacer pero al mismo él no quiere quedar como un cobardín opta por un sigiloso y disimulado acelere).
Todo esto, de un lado y otro lo he hecho varias veces. Te confieso que es divertido caminar y conducir por Buenos Aires.
En fin, como me dijo alguna vez un resentido (opinión que no comparto pero que copio por simpática): "si los RR.HH. del III Reich se hubiera quedado en Suiza y hubiera sido el oro del III -ahora suizo- el que hubiera venido a las pampas quizá los argentinos andarían -sea por complejo de culpa o por ausencia de problemas urgentes- sonriendo a paso cansino en cada paso de cebra y serían los suizos los que vivirían inmersos en una carrera de supervivencia convirtiendo cada urbe en una selva.

Caos dijo...

como dice siempre mi abuela "en la vida tiene que haber de tó" o "de desagradecidos está el mundo lleno"
Mientras seas tú el que sonríe y ellos los que van con mala cara creo que la balanza caerá claramente a tu favor.
Y estoy de acuerdo en que los pequeños detalles son importantes, por lo menos hacen que la vida sea más acogedora.

un beso

Neo dijo...

además, es otra forma de reconocer a la gente interesante cuando vas por la calle; si te sonríe y agradece en un paso de cebra, es alguien interesante (o es de Suiza, jajajaja)
besos!

Antígona dijo...

A mí es que me parece que esos detalles cotidianos tienen mucha pero que mucha importancia, aunque a veces no nos demos cuenta y nos cueste reconocerlo. O será que tengo esa lente de aumento como tú y la proyecto sobre el resto de la humanidad, vete tú a saber.

El caso es que todo mi cuerpo, todo mi estado de ánimo, agradece una sonrisa gratuita -al cruzarte por el pasillo con alguien en el curro, en un comercio, en la parada del bus- y las echa en falta y se cabrea cuando no las recibe.

Así que creo que me sentaría fenomenal estar unos días en Suiza e ir recorriendo pasos y pasos de cebra con el coche :)

Y estoy de acuerdo contigo: regalar una sonrisa no cuesta nada. A veces, en los días malos, sólo un pequeño esfuerzo que siempre, aunque sea desde dentro de uno mismo, se ve recompensado.

Un beso y sigue sonriendo, Neo!

Neo dijo...

jajaja, sabes lo mejor de todo? cuando no supone ningún esfuerzo responder con sonrisas, incluso en los peores días, jaja

bso!

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