jueves, 19 de febrero de 2009

Dos segundos

Paseo mi desesperación por las calles nuevas, por los viejos recovecos de nada que pueblan la tierra. Me fugo otra vez, sin ti, sin nada, con el nerviosismo de saber que no hay vacío que encontrar, dónde entrar, enterrar este errar que me roe.
Sé que pasa, pero como todo lo demás de Woody Allen, no es consuelo alguno.
No hay control y debo reinventar la fórmula de la calma, integrada por química natural y estrés arti(o)ficioso; la clave que convierta en oro el plomo que arrastras desde hace tiempo. Pero ninguno de mis yos parece conseguirlo.

Me aseo de interiores y me hago viejo en el coche, recorriendo con la vista motivos que me hacen daño, que hieren mis ganas de autocompasión, impidiendo así que pueda al menos llorar por dentro. No me lo permito. Una chica sin piernas en una silla de ruedas eléctrica pasa a mi lado. ¿Qué cojones pensaría de lo que siento? Un tipo feucho pasea por la acera de enfrente, de la mano de una chica regordeta. Parece que hablan y gesticulan, tranquilos, sin mucho entusiasmo. Me vuelvo a morir de envidia a pesar de que nunca me fijaría en ella en cualquier otra ocasión.
Un amigo mira si se mu(ere) y una amiga no quiere mirar lo que lleva en el bolso. No puedo permitirme esto.

Mi centralita nuclear está inoperativa; no me centra y mi Homer Simpson se quedó sin donuts. Mi periferia me da mil vueltas y todo empieza de nuevo. Y sin embargo, vuelvo a casa, ahora solo de verdad, y una canción me dice que habrá más. ¿Pero cuándo? y porqué? y porqué no? y soy yo bueno para ti? y eres tú buena para mi?

Y el tiempo me susurra que, en dos segundos, la música terminará y llegará el viscoelástico descanso.

6 comentarios:

ContraControl dijo...

Uf, qué triste cuando uno se queda solo y se marchita, y parece que todo marchita con él.

ContraControl dijo...

Uf, qué triste cuando uno se queda solo y se marchita, y parece que todo marchita con él.

Thabitha dijo...

Me tendré que acostumbrar
a esta fría soledad
como un viejo con días contados a su enfermedad
y nombrarte o esperarte en un café
y padecer otro principio
y volver a los sitios en que me has abandonado
y ser asesinado allí donde te amé.

Ya nada es lo que era...

Neo dijo...

@contra: lo más triste es lo rápido que pasa.

@thabitha: hay cosas a las que uno no puede acostumbrarse.

NuNú dijo...

Pues claro, se entiende todo si tu Homer Simpson se quedó sin donuts ahora no tiene nada que mojar en la cerveza jijijijijiji

Neo dijo...

la cerveza si que no puede faltar =)

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