viernes, 7 de agosto de 2009

El efecto Emo-DJ

Estoy solo en casa, no al estilo del malogrado M.Culkin si no viendo una peli inexpresivamente interesante que perfectamente se puede ignorar de forma parcial (de momento nada nuevo, piensas impaciente mientras lees esto?).
Entonces, en los intervalos planos de secuencias claramente dignas de haber sido descartadas por el director, me distraigo ilusamente con mi pc buscando geekadas por internet (vídeos, artículos sobre tecnología, cosas raras sobre pelis... ) y en un instante, suena una canción (que yo mismo he tecleado en youtube o clickado en una lista de música) especial, que me gusta, me dice cosas y me anima a hacer.
Y sucede el encuentro de esa canción con el vació silenciosamente plano de la aburrida peli;
y entonces, surge la magia al mezclarse "mi" canción especial con "mi" peli aburrida, y todo cambia de repente: El desorden de los factores altera el producto y lo convierte en arte: gana la sugestividad y parece que algo nuevo va a pasar, algo más propio de mí, más auténtico (si, si, si, mi egocentrismo es digno de épocas anteriores a Copérnico): algo que hará que la peli dé un giro y pase a ser genial, afectada por las nuevas leyes de mi ritmo personal.

A veces me pasa algo parecido a esto cuando estoy cruzando un mal día; de repente consigo leerme la mente y doy en el clavo del instante y la canción que me hace recobrar las esperanzas en un paraíso mejor, una nueva gama cromática más brillante o una historia imprevisible.
Ser DJ emocional es un superpoder reservado a pocas personas, absorbidas por un océano de mp3s que ha subido su nivel demasiado al deshelarse Groenlandia.
¿Conseguiré alguna vez transmitir este efecto a alguien?

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