miércoles, 3 de septiembre de 2008

Contingencia

* A veces pienso que soy como ese libro que un día aparece en tu vida por razones desconocidas y que se convierte en algo que te engancha y no puedes dejar de leer. Es una especie de bestseller, pero sin truco, porque en mi libro no intento sacar pasta haciendo tochos de 500 páginas que luego se esparcen en palés por los centros comerciales como si fueran cartones de leche, con literatura en lugar de composición nutricional, y que la gente se lleva por docenas para repartir entre amigos y familiares y quedarse alguno por si llega un tornado o la tercera guerra mundial.
Me gusta mi libro, al menos la parte que viene ahora.
Se dicen muchas, pero muchas, tonterías. A veces creo que es el libro que escribió un loco, pero con ese tipo de locura que la gente cree que tiene solución y apenas es dañina. Y entre los párrafos del libro hay cosas extrañas que no todo el mundo comprende. Como esa foto en una callejuela de Praga donde, justo encima de un portal había un bajorrelieve de un zorro azul. Vale, no tiene nada demasiado raro, salvo el hecho de que una semana antes tú soñaste con un zorro azul.
Pero quizás, la idea más extraña acerca de mi libro es que lo veo con la encuadernación desgastada, deshojado por el centro e incluso con algunas tiras de cinta aislante que hacen de unión, puestas ahí por alguien especial. Sin embargo, cuando voy pasando las hojas, cada vez se desprenden más páginas, y creo que esto va a terminar con las tapas sustentando cientos de folios que en cualquier momento, en un descuido o con un golpe de viento, volarán y se esparcirán de una forma totalmente entrópica.

* Las personas que comparten nuestro amor, nos libran de nuestros fantasmas pasados. Tal vez los espectros que tanto nos asustan sean como esos maestros tan severos que de críos te pegaban con la regla, tiraban el borrador a la cabeza o simplemente te abroncaban para mantenerte bajo el control del miedo. No eran malvados y ahora en la distancia, los ves con cierto cariño. Pero quien te ama de verdad es como un cirujano con guantes de latex, enfundado en su máscara y gorrito anonimantes dispuesto a operar con más o menos anestesia los miedos que todavía ralentizan tu marcha; sea consciente o no de ello, por algo que haga o que deje de hacer, quien tiene la combinación secreta de tu mundo emocional es en gran medida responsable de estirpar el núcleo activo de tu miedo; claro que si no lo hace bien o tú no eres buen paciente, ese miedo volverá. Me encanta matar fantasmas, sobre todo los ajenos: deseándolo, pero sin querer.


Sleeping with Ghosts (Placebo)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustará mucho leer tu libro. lo llevo deseando desde que me dijiste que ibas a hacerlo. y da igual cuándo sea, porque no se me pasarán nunca las ganas de leerlo.
no esperaré que sea de edición lujosa, aséptico y perfecto para lucir en una estantería.
será un libro como tú: vivo.

Anónimo dijo...

Una tarea loable la de matar fantasmas ajenos,tal vez ese sea el principal rasgos para distinguir un amigo,y sí,se disfruta haciéndolo,si puedes liberar a alguien querido de una carga,aunque sea levemente,eso te hace sertir útil y necesari@, y ese es uno de los sentimientos que creo te pueden hacer sentir bien, muy bien,!hasta el infinito y mucho más!
Un abrazo!

NuNú dijo...

Interesanteeeee. Nunca me había planteado que esto es asi, aunque siempre he intentado ser ese cirujano para la gente a la que quería (y a la que quiero). Llamémosle AMOR a tu libro y no ocultemos los zorros azules...

He llegado a este blog por recomendación de un amigo bloguero y no se confundió en nada cuando me lo describió. Feliz encuentro

Besos

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