miércoles, 26 de noviembre de 2008

Calor lejano

No importa que hayas estado alerta durante 30 años, vigilando y previendo sus movimientos traicioneros, vasta un instante de relajación para que todo el esfuerzo no valga para nada.
No se tendrá en cuenta tu historia personal de aciertos, de esfuerzos más o menos costosos, de sacrificios y de precauciones; cuando el mundo golpea, lo hace sin piedad.
Y entonces todo el dolor que había estado expectante durante décadas sonríe mientras disfruta de su momento de gloria. La venganza se sirve fría y hoy, no hace falta que esté mucho rato en el frigo, simplemente con salir a la calle ya le es suficiente.
Aunque tal vez ese dolor no haya estado tan inactivo, y quizás no fuiste tan rápido durante tanto tiempo como para esquivarlo. Y después de todo, ahora no estás tan relajado.

Es un mundo frío el de ahí fuera, y creo que yo también me estoy enfriando.

Las luces de coches, avenidas y adornos navideños nos roban por la noche el ansiado brillo estelar, hermoso y cálidamente lejano, pero yo sé que está ahí, a salvo, esperando algo.


Grand Canyon (Lawrence Kasdan, 1991)

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