domingo, 12 de octubre de 2008

Kaos

* La butaca es extrañamente confortable y me recuesto, pero no tanto como el tipo que está inmediatamente delante de mi, que ha puesto los pies encima de lo que se supone es otro asiento tan vacío como su cerebro. Intuyo que hay gente conocida en la sala, a pesar de que estamos a oscuras y no me doy la vuelta para observar, al estilo Amelie, las caras de los espectadores.
Hace mucho tiempo que no voy al cine, y menos a uno tan lujoso como este. Todo parece que me viene grande, como si estuviera a una escala 3:2 por lo menos; o tal vez yo he sido reducido en de cuerpo entero por algún jíbaro extraviado en el espacio y el tiempo.
No me veo y eso me sienta bien, de momento.
La pantalla tiene una calidad extrema y está fabricada en un material liso y brillante como el cristal; no hay foco de proyección o al menos no lo noto; la gente murmura pero me da igual, yo quiero ver esta película tan extraña de la que se ha dicho tan poco y ha creado enorme expectación entre la crítica, videoclubs y sobre todo en mi.

* Es de noche en las calles del centro, una noche de tormenta inminente, de sangre y fuego. La primera línea de la manifestación asoma por Tverskaya como la cabeza de un enorme boa que avanza milímetro a milímetro hacia Mokhovaya, donde se está comenzando a formar una frontera uniformada. No comprendo bien qué quiere tanto camarada y sobre todo es curioso ver cómo son unidades de la policía local las que lideran la marcha, con cascos y escudos azules. La gente ruge detrás de estos funcionarios, formando una nube de cientos de miles de personas que avanzan con una agresividad retenida en sus frías y tristes miradas de botella de vodka medio vacía.
En un plano ampliado y elevado hasta la altura de los edificios cercanos se ve cómo desde la Plaza Roja aparece un manto verde de escudos, armaduras de kevlar y carros blindados; el ejército liderado al parecer por un grupo de golpistas se dispone a aplastar la manifestación. Y cuando digo aplastar lo puedo reafirmar en la siguiente escena, cuando el ejército abre fuego y comienza una masacre de proporciones holocáusticas entre la multitud que apenas puede hacer nada.

* Me entra el pánico. De repente soy consciente de que no estoy presenciando una película, ni esto es un cine; todo es real. Intento salir entre la oscuridad del pasillo y los gritos de la gente; me esfuerzo por dejar atrás este horripilante antro donde se mira el desastre desde acolchados y lujosos sillones. Pero es que no véis que este desastre está sucediendo ahora - grito, pero da igual porque nadie me escucha. Apenas hay gente en esta calle y no me es difícil correr hasta tu casa; llego con el pulso a frecuencias eléctricas y sin aire en los pulmones, pero no me hace falta, porque tú estás esperando abajo y no hace falta decir nada. Sabemos lo que pasa y lo que sentimos. Te doy la mano y salimos hacia el lado contrario de la ciudad: la zona más cercana al río; el retumbar de artillería pesada, almas saliendo de sus cuerpos y edificios colapsando nos persigue y amenaza con su eco por todas partes. Los ejércitos de países extranjeros van a intervenir y pronto la situación pasará a llamarse tercera guerra mundial. No hay nada que hacer, salvo una cosa. Seguimos corriendo hasta un hotel donde ya no hay nadie. Cogemos una de las llaves de recepción y vamos al segundo piso. Habrá muerte y será el fin, pero a nosotros nos pillará en la cama y no durmiendo. Veo por la ventana los hongos nucleares estallar a lo lejos, todo se acaba...

* El brillo que viene de la ventana no se parece a nada que hayamos visto antes. ¿Estamos muertos ya? Me asomo con un miedo pausado y, donde hasta entonces se encontraba el río blanco de siempre, han aparecido las fantasmagóricas siluetas de unos edificios del s. XIX... Gentes con trajes antiguos y miradas de cristal brillan al igual que toda la calle. No es el fin, si no el comienzo de algo muy extraño...

* Me despierto.


Dancing With Tears in my Eyes (Ultravox)

1 comentario:

3'14 dijo...

Bonita manera de poner fin a la vida (vamos, digo yo que si llegase una tercera guerra mundial no nos daría tiempo ni de decir "esta boca es mía") Lástima luego que todo fuera un sueño.

Tal vez lo conozcas, pero si no es así mírate el mediometraje de Chris Marker "La Jetée". Creo que puede gustarte. Puedes encontrarlo en Youtube en tres partes y subtitulado.

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