miércoles, 1 de octubre de 2008

Reír Igual

* Está esa peli, Sunshine, donde una nave va al sol, como en el viejo chiste del español, el americano y el ruso que presumen de tecnología aeroespacial. Y la primera vez que la vi (en vo sin subtítulos, porque tenía prisa por verla) pensé que los tripulantes pensaban que el viaje les llevaba a una muerte segura cuando se dirigían a reactivar el sol. De esa forma, tenían más fuerza los mensajes que enviaban a sus seres queridos poco antes de llegar a la zona "muerta" donde el campo electromagnético del sol anularía cualquier comunicación con la Tierra.
Ayer conducía hacia el Sol en el horizonte y pensaba que yo hace tiempo que había traspasado esa frontera invisible que demarca el punto de no retorno en el que ya no hay oxígeno ni combustible para regresar. Ya estoy en el tiempo extra que no sé cuánto puede durar, pero que está claro que demuestra que no planifiqué bien mi estrategia.
Y es que me adentro en un territorio con demasiadas fuerzas gravitatorias, universales y emocionales, que superan con mucho mi capacidad de aguante, por mucho que tú creas lo contrario. Porque lo cierto es que no conoces ni todo lo que pasa por mi registro sentimental ni falta que hace, que cada uno ya tiene lo suyo. Y así, hoy como ayer, me sigo sintiendo un embustero, un mentiroso vital que orbita en equilibrio inestable compensando la fuerza natural que me impulsa a decir lo que siento con otro vector igual pero contrario que desea no crear más carga en tu espalda. Pero claro, sé que a ti te pasa lo mismo.

Durante el momento del atardecer debería detenerse a contemplarlo todo el mundo. Se deberían instaurar leyes de este tipo, que incluyeran descansos en el trabajo para hacer cosas aparte de comerse el bocadillo o ir al médico. En el turno de noche también, sería necesaria al menos media hora para contemplar las estrellas. Ver cúmulos de energía que mantienen ordenado el universo evitaría que ingiriésemos mucha comida basura y estoy convencido de que ahorraría muchas visitas a centros de salud.


* No paro de sonreír toda la tarde desde que he leído "Tostada v2.0: El barco pirata". A veces encuentras historias que te sorprenden y te alegran y parece que son cortas, que lo diferente y hermoso tiene que ser breve. Pero algunos creadores te recuerdan que todo se puede extender, cambiar, añadir, desdoblar para recrearte de nuevo en lo que pensabas que no podría ser nunca igual. Y no lo es, pero puede ser mejor, porque para seguir con mi rechazo a los dichos populares, es falso que segundas partes no pueden ser buenas.

El Imperio Contrataca siempre será mucho mejor que La Guerra de las Galaxias, te lo juro por el sable laser de fuerza de un maestro Jedi. Y si no lo reconoces, tal vez te corte en dos con él, jeje





Grassman (Dodgy)

2 comentarios:

Casandra dijo...

Si lo miras asi, todos nos dirigimos hacia el Sol. Pero creo que se debe fijar la vista en el camino y no en su final y disfrutar hasta el ultimo minuto sin permitir que el temor a ese final te estropee el viaje. Ademas, realmente tampoco poseemos la certeza de que el final lo sea en verdad. De todos modos, si es importante que le digamos a la gente que queremos lo que sentimos por si acaso. Un abrazo

NuNú dijo...

¡Esa ley yaaaaaaaaaaaaaaa! Por las puestas de sol yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, compañero.

SALUD SOLAR

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